LIGA BBVA: CELTA - FC BARCELONA

Así enamoró Iago Aspas al celtismo

Su fuerte personalidad estuvo a punto de costarle su carrera siendo juvenil, pero siguió luchando hasta lograr su objetivo de triunfar en el Celta

Iago Aspas

Iago Aspas / sport

Ivan San Antonio

Si el objetivo de Luis Enrique al llegar al Camp Nou hubiera sido Iago Aspas en lugar de Nolito, la relación entre Barça y Celta no viviría una crisis, sino una guerra en la que la palabra prisionero aparecería vacía de contenido. Algo parecido a lo que ocurrió en Valencia cuando Alcácer decidió vestirse de blaugrana, pero multiplicado por mil.

Iago Aspas nació en Moaña y el Barça y el Real Madrid nunca fueron su objetivo, asegura desde Vigo. “Siempre lo digo. Para mí es un sueño hecho realidad poder jugar en el club que considero mi casa”. Lo demostró desde muy pequeño, cuando mintió sobre su edad para entrar en el fútbol base. Hace 21 años acudió a A Madroa para probar por el club celeste. Tenía solo ocho años y no llegaba a la edad mínima, los nueve. Cuando se puso a jugar, rodeado de niños mayores que él, su fútbol no engañó a nadie. Fue aceptado y vinculó su futuro al Celta. Pese a confesar su edad al llegar a casa, los técnicos no cambiaron de opinión: poner límites al talento es siempre una mala elección.

Muchos años después, con algunas interrupciones, su historia de amor con el club de Vigo sigue más viva que nunca. Pero, como todas las relaciones, también hubo baches. Su fútbol nace de su fuerte carácter y personalidad, de la seguridad que tiene en sí mismo y de ese toque callejero que muestra en cada acción. Esa forma de ser le ha llevado a la élite, pero no siempre le ayudó. En el Celta, hartos, le enviaron al Rápido de Bouzas: “O cambias o no vuelves”. No cambió, solo se adaptó. Regresó y esperó su momento. Se lo dio Eusebio Sacristán el 7 de junio de 2009. O ganaban al Alavés o, prácticamente, se iban a Segunda. Iago marcó dos goles y logró que su amor por el Celta fuera recíproco. 

Jugó en el Liverpool la 2013-14 y en el Sevilla la 2014-15, pero su regreso era cuestión de tiempo. Se produjo el 12 de junio de 2015. Y ya todo fue cuesta abajo: “De pequeño soñaba con jugar con el Celta en Europa y ahí estamos. El techo lo pondremos nosotros y los resultados”, explica orgulloso. Un celtista viviendo el sueño por el que peleó.