SUPERCOPA ENDESA/FINAL

El nuevo Barça recibe una dura lección que le cuesta la Supercopa

El Gran Canaria siempre controló la final con autoridad ante un Barça sin ideas y se llevó la Supercopa

Rice, en un lance del encuentro

Rice, en un lance del encuentro / sport

Xavi Martínez Olivar

Cuando, tras lo visto en semifinales, el Barça Lassa se las prometía muy felices en esta Supercopa, el Gran Canaria le devolvió a una dura realidad conquistando el título con suficiencia y desnudando las carencias actuales del nuevo proyecto. Habrá que seguir trabajando duro para jugar como quiere Bartzokas…y reforzar una plantilla que, a día de hoy, muestra evidentes carencias.

Los azulgrana, que veinticuatro horas antes habían dejado en la cuneta al Real Madrid, salieron con una actitud muy diferente a la pista en esta final de la Supercopa. Los pupilos de Bartzokas anduvieron sin chispa desde el salto inicial empezando por Tyrese Rice. En ataque no había ideas ante la defensa de ayudas del Gran Canaria.

Y en defensa, los azulgrana no podían parar al dinamico juego de los isleños que producían con facilidad.

En este escenario, el Gran Canaria –verdugo en la víspera del anfitrión Baskonia-  tomó el mando de las operaciones de manera inexorable mostrando mucho más deseo sobre la pista que un Barça –quizás acusando el cansancio- desconocido. Y así las diferencias fueron aumentando. Un 21-9 obligó a un malhumorado Bartzokas a llamar a sus jugadores a capítulo y cambiar de arriba abajo a su quinteto inicial colocando a Ribas de base sentando a Rice.  El Barça pareció reaccionar de la mano de Claver y la entrega de Navarro (27-21). Pero fue un espejismo porque el Gran Canaria, con un motivado McCalebb y un letal Kuric -a la postre MVP- y jugando con inteligencia, recuperó el control de la situación al descanso (50-39).

Quien más y quien menos esperaba una reacción del Barça Lassa. Pero el paso por los vestuarios no le sentó nada bien al conjunto azulgrana porque la cosa fue a peor. En  un horrible tercer cuarto –con técnica a Bartzokas incluida- los barcelonistas se vieron nada menos que 21 puntos por debajo en el marcador ante un rival que controlaba el ritmo del partido, maniataba a los azulgrana en defensa y sabía jugar con inteligencia cada posesión.

La cuarta falta de Rice fue la premonición de que la cosa iba a acabar más que mal para los intereses azulgrana.Y el marcador al final del tercer cuarto era el fiel reflejo de esas sensaciones negativas…y reflejaba lo que se había visto en la pista hasta el momento (62-48).

Con Rice y Tomic sentados y Ribas en la dirección, el Barça afrontó los diez últimos minutos para intentar remontar lo que parecía un imposible. Con una mejora atrás y Claver y Navarro tirando del carro en ataque, el Barça fue reduciendo su desventaja (62-53). Pero  privaba más el corazón que las ideas ante un Gran Canaria que sabía administrar sus ventajas con criterio. y de nuevo, el conjunto de Luís Casimiro abortó el intento de reacción azulgrana.

A cinco minutos para el final (66-53) Bartzokas devolvió a pista a Rice y Tomic a la desesperada para intentar lo imposible. Y pese a ello no pudo evitar lo que parecía, a priori, muy complicado: que el Gran Canaria conquistara su primera Supercopa. Y además lo hizo con mucha justicia.