Yego, el insólito caso de un jabalinista keniano que ganó el oro en el Mundial de Pekín

Julius Yego logró la medalla más insólita del atletismo keniano. Es normal que su país despunte en las carreras de media y larga distancia… pero nadie se imaginaba que estuviera en lo más alto del podio en la final de lanzamiento de jabalina. 

Yego ya venía avisando desde hace unos meses –lideraba el ranking mundial de la temporada- pero este miércoles prolongó su momento dulce con un lanzamiento de 92,72 que le sitúa tercero en el ránking de todos los tiempos. Esa gesta atenuó el tremendo golpe que supuso para Kenia ser informada por la IAAF de suspensión provisional por dopaje de sus compañeras velocistas <strong>Koki Manunga</strong> y <strong>Joyce Zakary</strong>.

Que el atletismo keniano se está diversificando es un hecho sabido. Lo que nadie se podía imaginar es que los éxitos llegasen tan pronto. Han roto con el corsé, como demostró Nicholas Bett, que ayer se proclamó campeón del mundo de los 400 metros vallas, otra de las disciplinas hasta hace poco ignoradas en Kenia.

Yego inició su concurso con un nulo, mejoró en el segundo 82,42 y y explotó en el tercero, batiendo por metro y medio su récord personal: 92,72, el mejor lanzamiento registrado en 14 años y el tercero de la historia desde que en 1985 se adelantó el centro de gravedad del artefacto para acelerar su caída y no poner en peligro a los espectadores.

El keniano Julius Yego, ya con el oro asegurado, descansó en los dos lanzamientos siguientes y en el último volvió a empuñar el dardo, que fue nulo. Había ganado el concurso de jabalina de más alto nivel de la historia, con cinco atletas por encima de los 87 metros.

El keniano se benefició de una beca de la IAAF para entrenar desde 2012 en Finlandia, el paraíso de la jabalina, y los efectos fueron inmediatos. Con 26 años ya es el número uno mundial.

El egipcio Abdelrahman El Sayed, con los 88,99 de la segunda ronda, se hizo con la medalla de plata, y el bronce sí fue a parar a un clásico de la jabalina, el finlandés Tero Pitkamaki, campeón mundial en Osaka 2007 y bronce olímpico aquí en Pekín hace siete años, que lanzó 87,64.

En otras finales disputadas este martes, la checa Zuzana Hejnova se convirtió en la primera atleta que revalida el título de campeona del mundo de 400 metros vallas al imponerse con la mejor marca mundial del año (53.50) a las estadounidenses Shamier Little (53.94) y Cassandra Tate (54.02).

El sudafricano Wayde van Niekerk se llevó para África el título mundial de 400 metros, primera medalla en 22 años para el continente negro en esta prueba, batiendo al campeón anterior, el estadounidense LaShawn Merritt, y al titular olímpico, el granadense Kirani James.El vencedor acreditó 43.48, mejor marca mundial del año, con 17 centésimas de margen sobre el americano, que hizo récord personal, mientras Kirani James fue tercero (43.78).

La cubana Yarisley Silva, subcampeona olímpica de pértiga, se erigió en heredera de la rusa Yelena Isinbáyeva como campeona del mundo con una marca de 4,90 metros que dejó en segundo lugar a la brasileña Fabiana Murer, dominadora del concurso hasta esa altura. La griega Nikoleta Kyriakopoulou fue tercera. Silva, ya con la medalla de oro asegurada, trató de superar el listón situado sobre 5,01, con lo que hubiera igualado el récord de los campeonato establecido en 2005 por la rusa.

Hyvin Kiyeng Jepkemoi, de 23 años, se sumó al festival keniano tras ganar la medalla de oro en los 3.000 metros obstáculos. Era la sexta medalla de oro para Kenia, que dobla ya en títulos al siguiente país en el medallero, Gran Bretaña. Jepkemoi cruzó por línea de meta en  9:19.11, seguida de Ghribi (9:19.24) y de la alemana Gesa Felicitas Grause, con marca personal (9:19.25).