ATLETISMO

Los 260 kilos de Derek Mitchell, la inspiración de los corredores

Se ha convertido en toda una celebridad en Estados Unidos y no precisamente por sus prestaciones. Derek Mitchell, pese a sus 260 kilos de bondad, es un habitual de las carreras populares. Acaba último, pero no le importa.

Derek Mitchell quiere inspirar a todo aquel que quiera correr

Derek Mitchell quiere inspirar a todo aquel que quiera correr / sport

CARLOS R. GALINDO

Es un ejemplo de superación. Quienes le conocen dicen que Derek Mitchell es el equivalente a 260 kilos de humanidad. Una persona afable, cordial, sencilla, de sonrisa fácil y contagiosa... Alguien sin demasiada historia que nació en Kansas City, Missouri (EE.UU.) y que no sería noticia si no fuese por sus dimensiones y por su descomunal peso. Mitchell es una inmensa mole que, este año, se impuso una curiosa ‘penitencia’: correr cada mes, al menos, una prueba de 5 kilómetros de las muchas que se disputan en su país de origen. Y todo ello, pese a sus muchos imponderables físicos, pese al inmenso sacrificio que le supondría afrontar un reto de este calado, pese a las burlas que, intuía, le llegarían del resto de ‘runners’ y de los aficionados apostados a ambos lados de las carreteras...  Poco podía imaginar este corredor atípico que se acabaría convirtiendo en todo un símbolo en su país, en la inspiración de miles de compatriotas suyos capaces de advertir en su ‘locura’ un rasgo de lucidez y de valentía solo al alcance de muy pocas personas. 

Mitchell, de 37 años, se llevó un susto mayúsculo a los 34. Los médicos le diagnosticaron un tumor benigno en la glándula pituitaria. A partir de ese momento, empezó a ganar peso de manera descontrolada. En muy poco tiempo se puso en casi 300 kilos; además, el tumor le dejó sin masa muscular, sufrió una profunda depresión y otros problemas físicos, como la pérdida de testosterona... 

PERDER PESO

PERDER PESOHarto del sofá, de consumir sus días en la rutina y la inactividad, atrapado ante el televisor y la comida basura, un buen día se levantó y empezó a dar paseos por el barrio. Al principio, muy cortos; se cansaba enormemente. Y después, ya más largos. También ganó en velocidad. Fue entonces cuando se lo planteó: ¿por qué no? Sí, el también iba a ser un corredor. Quería perder peso, ponerse en forma, ser un ejemplo para los demás... Se marcó un reto; correr cada mes una prueba de 5 kilómetros. Sí, cada mes. Y batir el récord Guinness en diciembre. Increíble.

Mitchell empezó a controlar la alimentación. Aparcó las hamburguesas y los refrescos con azúcar. Hizo una dieta saludable y comenzó a hacer ejercicio físico. Fue entonces cuando afrontó su primera carrera. Cubrió la distancia en 1h.27 minutos y 44 segundos y cruzó por línea de meta en última posición. Para entonces, sonaba en los altavoces la música de la película Rocky, ‘Gonna Fly Now’. Centenares de personas le jalearon como si fuera el campeón. 

UNA FUENTE DE INSPIRACIÓN

UNA FUENTE DE INSPIRACIÓNSu historia corrió como un reguero de pólvora. Las televisones locales se hicieron eco de la gesta y, poco a poco, la figura oronda y magnánima de Mitchell empezó a ganar popularidad entre la audiencia. Su gesta fue contada con todo lujo de detalles, y a estas alturas  los televidentes estadounidenses se han visto atrapados por la actitud positiva y la sonrisa bonachona de Derek. “Si puedo acabar una carrera de 5 kilómetros, cualquiera puede hacerlo”, dice. Con su ejemplo quiere espolear a otras personas que están en una situación similar a la suya.

En 2014 ya trató de correr una prueba pero tuvo que desistir: “Es una muesca que arrastro en mi historial”, bromea. Ahora, visto con perspectiva su insólito empeño, argumenta: “Nunca imaginé que pudiera correr. Es más, lo odiaba. Habría dicho que correr es de locos y, sin embargo, ahora no puedo imaginarme la vida sin trotar por las calles”. 

No le importa ocupar la última posición seguido muy de cerca por el ‘coche escoba’ –el que recoge a los atletas que se retiran durante la prueba– o de algún policía motorizado, que vela por la buena marcha de la carrera. No se marca retos muy exigentes: “Más allá de acabar las carreras y de mejorar mi tiempo, claro está”. Su lema es: haz lo que puedas. Empieza por algo pequeño. Y no te rindas. Escucha a tu cuerpo.