Correr con 10 kilos más: qué se siente al correr la Cursa de Bombers... vestido de bombero

El redactor de SPORT, antes de la carrera

El redactor de SPORT, antes de la carrera / sport

Javier Giraldo

Javier Giraldo

Corres con 10 kilos de más, pero te sientes el rey del mambo. Acabas con una de las peores marcas de tu vida en una carrera de diez kilómetros, pero disfrutas de una experiencia inolvidable: así se podría resumir la Cursa de Bombers desde dentro, equipado con el uniforme de bombero; el traje antifuego y el casco. El nivel cero, según los profesionales. 

Lo de la bombona de oxígeno a la espalda (otros diez kilos de más) ya queda para los más valientes: para los bomberos de verdad, héroes de la resistencia en condiciones realmente complicadas. Había que comprobar qué tal se daba eso de completar diez kilómetros metido en la piel de un bombero.

Lo primero que sorprende es el calor: uno se mentaliza porque a las nueve de la mañana ya luce el sol, pero todo se irá complicando con el paso de los kilómetros. El traje no transpira y todo el calor generado por el cuerpo se queda dentro y amenaza con consumirte. Habrá que beber más de lo habitual.

Los primeros kilómetros son una especie de paseo porque la carrera dedicada a los bomberos comienza con un detalle hacia el cuerpo. Tras la foto de familia, los bomberos tienen el privilegio de salir ocho minutos antes que el resto de corredores. El Passeig Colom y el Paral.lel, cerrados para el paso de los bomberos, que son animados con un calor especial por parte del público.

(Casi) todo el mundo te adelanta

En el kilómetro 2, los atletas de elite nos adelantan sin piedad: a partir de ahí, tocará resignarse a que un sinfín de atletas, profesionales primero y amateurs después, nos superen con facilidad.

Pero hay algo que lo compensa: el ánimo del público, que se vuelca cuando ve a un bombero corriendo con su equipo de trabajo. Y también el de los corredores. ‘Som-hi, bomber!’, gritan algunos. ‘Ánimo, crack, que ya no te queda nada’.

No hay tiempo para explicar que no, que en realidad solo soy un periodista disfrazado de bombero. En realidad, nos gusta que nos miren así, como si fuéramos uno de ellos: los bomberos despiertan una admiración especial, ganada a pulso en su día a día. Es agradable compartir y sentir esa admiración.

empieza el sufrimiento

La carrera en sí deja de ser agradable a partir del kilómetro 6, a la altura de la plaza Tetuán. El casco molesta y el traje empieza a pesar más de la cuenta. “No es lo mismo ponerle 20 kilos de más a una persona de 70 kilos que a una de 90”, recuerda Víctor Dobaño, caporal del cuerpo de Bomberos de Barcelona, once veces campeón del mundo en diversas pruebas de los Juegos Mundiales de Policías y Bomberos y capaz de completar los diez kilómetros de ayer en menos de 45 minutos equipado con traje y bombona.

También hay que estar pendiente de los cordones de las zapatillas, que se sueltan debido al roce del pantalón de bombero. Apetece detenerse en el avituallamiento del kilómetro 7 y tomarse un respiro, pero los ánimos de los corredores invitan a seguir. El consuelo consiste en pensar en Via Laietana y el descenso hacia la meta.

En esta ocasión, ya no hay fuerzas para el típico sprint final a pocos metros de la meta. El reloj marca 49:59, pero hay que añadirle los ocho minutos de ventaja con los que contamos en el arranque. Toca quitarse el casco y el traje, toda una liberación, respirar y beber.

una carrera especial

La Cursa de Bombers no es una carrera cualquiera: todo comenzó en 1999, cuando la prueba nació inspirada en los Juegos Mundiales de Policías y Bomberos, que se celebran cada dos años. Aquel año, los bomberos que corrieron lo hicieron con todo el equipo, botas, bombona y mascarilla incluida. Lo de respirar por la mascarilla fue un auténtico infierno. Víctor Dobaño, un portento físico, llegó caminando.

En los años posteriores, se suavizaron las condiciones de carrera para los bomberos, que se olvidaron de la mascarilla y aparcaron las botas para calzarse zapatillas. Pero el espíritu de la carrera sobrevivió hasta hoy. La Cursa de Bombers es una de las referencias del calendario de pruebas populares de Barcelona: ayer, unos 200 bomberos participaron en la prueba (cien de ellos, con la bombona a la espalda), que vuelve a su lugar habitual en el calendario (a primeros de mayo)  y que sobre todo, ha recuperado el protagonismo de los bomberos, que en los últimos años había disminuido.