LIGA ALEMANA

Descubrimos cómo ha ganado la Bundesliga Pep Guardiola

Las claves de Pep Guardiola en la conquista de la Bundesliga al mando del Bayern Múnich: adaptación, exigencia, versatilidad y análisis

Martí Perarnau

Pep Guardiola levantará por vez primera el 'Silverware', el trofeo que simboliza la victoria en la Bundesliga alemana, un plato de 59 centímetros de diámetro y once kilos de peso, y lo hará tras acumular 25 victorias y dos empates en 27 jornadas (promedio de goles por partido: 2,9 a favor; 0,4 en contra). De su mano, el club muniqués pulveriza todos los récords de la Bundesliga, se proclama campeón en la fecha más precoz de la historia y Pep cumple su gran objetivo de la temporada: sumar el título de liga, que en su historial personal significa el cuarto en cinco temporadas como entrenador en la élite, su 17º título en 23 competiciones disputadas.

En Múnich, Guardiola heredó un equipo formidable que fueron construyendo paulatinamente Hoeness y Rummenigge, Van Gaal y Heynckes, y en nueve meses lo ha hecho aún más formidable. Puedo dar fe porque el entrenador catalán aceptó mi propuesta de conocer todos los entresijos de su trabajo y ha abierto durante toda la temporada las puertas del vestuario para mostrar, sin secretos, el trabajo diario del equipo, lo que adquirirá forma de libro el próximo septiembre.

La Bundesliga conquistada era el gran objetivo de Guardiola. Al fin y al cabo, aunque el Bayern ganó la 2012-2013 con 25 puntos de ventaja sobre el Borussia Dortmund, había perdido las dos temporadas anteriores ante el mismo rival con 8 y 10 puntos de desventaja. No era, por tanto, impensable que el equipo de Jürgen Klopp recuperara el mando, máxime cuando el primer duelo, la Supercopa alemana, se saldó con triunfo claro del Dortmund por 4-2. Aquella noche, Guardiola jugó con cuatro delanteros, pecó de atrevimiento y osadía y aprendió que en Alemania debía ser muy cauto. El dominio del Bayern en el campeonato alemán se ha basado en cuatro grandes parámetros.

Guardiola necesitó un período de adaptación: a la liga alemana y a sus propios jugadores. No solo la derrota ante el Dortmund, sino los primeros enfrentamientos del campeonato le enseñaron el verdadero rostro del fútbol germano, lo que denominó "Contra-Bundesliga" en referencia a los formidables contraataques que practican la mayoría de equipos. Tomó nota rápidamente, buscó antídotos adecuados y pronto dotó al Bayern de herramientas tácticas con las que protegerse. En 27 partidos solo ha encajado 13 goles, de los que dos fueron obra de sus defensas en propia portería. Los rivales solo han conseguido batir once veces a Manuel Neuer.

Hizo más. Aunque traía ideas bien diseñadas sobre cómo quería jugar, optó por liberar a sus jugadores para conocer el auténtico potencial de cada uno. Su plantilla es de mucha calidad, profunda y variada, con lo que puso en práctica las ideas de juego que traía, pero antepuso las cualidades innatas de cada uno y a fin de potenciar el juego de los futbolistas aparcó varias propuestas tácticas hasta nueva ocasión. Hasta la primera semana de marzo no pudo entrenar dos días seguidos con toda la plantilla al completo. Aunque le hubiera gustado que Müller se alineara como interior, jugar siempre con un único mediocentro y con falso 9 o emplear la defensa de tres, modificó cuanto hizo falta para extraer el mejor rendimiento a cada uno. Sirva Robben como ejemplo: el neerlandés suma 18 goles y diez asistencias en la que ya es su mejor temporada desde que está en el Bayern. O como él mismo ha reconocido, "la mejor de mi vida".

"Pep es muy inteligente, sabe mucho de fútbol y entrenar con él se ha convertido en algo muy interesante". Esto es lo que piensa Bastian Schweinsteiger. Guardiola ha insuflado numerosos conceptos tácticos a sus hombres. De entrada, para que los conocieran, los practicaran y almacenaran en su archivo. En función de las necesidades ordena emplear alguna de esas ideas, con el propósito de hacer menos previsible a su equipo. Más versátil. El clímax de dicha flexibilidad se produjo en Dortmund, en casa del máximo rival (al que venció por 0-3), cuando cambió hasta cuatro veces radicalmente de esquema de juego en noventa minutos. Y en cada ocasión, para mejor.

Otro partido que ejemplifica dicha versatilidad es el reciente Stuttgart-Bayern. Por vez primera en la temporada, Pep empleó el mismo once titular que en el partido anterior, en que había vencido al Mönchengladbach con brillantez. Se trataba de un once que practicaba un juego de posición muy ortodoxo, el tipo de juego que fácilmente identificaríamos con Pep. Pero al descanso parecía evidente, además de ir perdiendo 1-0, que su equipo no era fluido ni obtenía superioridades en el centro del campo, así que en el propio vestuario mandó un cambio radical, pasó a jugar con dos delanteros (Pizarro y Mandzukic) y bombardeó a los locales con un juego diametralmente opuesto: recibía Pizarro como mediapunta, abría a bandas, se incorporaba al ataque, adonde también llegaba Thiago, centraban los extremos y se juntaban cinco rematadores en el área rival. Remontó el partido, pero sobre todo mostró una versatilidad inaudita.

Ha situado la línea defensiva a 44 metros de Neuer, ocho metros más adelante que la temporada anterior; se ha inventado a Lahm como mediocentro de posición; empleado el 4-2-1-3 con asiduidad y colocado a los laterales como falsos interiores, obteniendo algo complicado en el fútbol: que su equipo dominara muchos registros siendo diferente en cada partido. El legendario Paul Breitner nos lo definió del siguiente modo: "No se gana por jugar de manera brillante. Hay que ganar por trabajo. Y este equipo sabe todo: sabe brillar y sabe trabajar".

A trabajo muy pocos pueden competir con Guardiola. Quizás ningún aspecto resulta más remarcable que su exigencia en los entrenamientos. Cada sesión equivale a una búsqueda constante de perfeccionismo: corrección de errores, modificación de detalles, aprendizaje de conceptos y exigencia de intensidad máxima. Da igual si es día postpartido y quien se entrena son los suplentes y los juveniles. Las sesiones son cortas, de unos 80 minutos de duración, pero de una intensidad innegociable. Todas las tareas se efectúan siempre con balón y todas poseen una intención técnico-táctica concreta.

Los rondos forman parte del menú diario, pero muy pocas veces como elemento lúdico, sino técnico. Los juegos de posición, que al principio resultaron complicados de asimilar por los jugadores, se han convertido en el elemento troncal de los entrenamientos. Tanta exigencia y perfeccionismo podía haber chocado con la actitud de los futbolistas, pero ha ocurrido lo contrario: la plantilla aceptó primero con agrado y más tarde con entusiasmo el cambio en el modelo de juego y en convertir al balón en el protagonista absoluto.

Pocos jugadores lo explican con más claridad que el joven mediocentro Pierre-Emile Højbjerg: "Pep me ha dado el atrevimiento con el balón. El no tener miedo y jugar con el balón. Jamás tener miedo de jugar. Y jugar, jugar y jugar. Da igual si enfrente está Xabi Alonso o un futbolista amateur. Jugar sin miedo y atreverse siempre. Y echarle cojones, como dice Pep". Javi Martínez lo expresa del siguiente modo: "El mayor ejemplo del talento de Pep es que el Bayern de hoy en día es un equipo muy trabajado en todas sus líneas. Cualquier entrenador que viene a ver los partidos o los entrenamientos se fija en eso, en cómo todo sigue un mismo guión, desde la defensa hasta el ataque, desde el portero hasta el delantero centro".

El análisis del juego propio y de los rivales es un factor esencial en el trabajo de Guardiola. El equipo de analistas que dirige Carles Planchart ha revisado centenares de partidos de los contrincantes para extraer pequeños informes con los que el entrenador prepara los enfrentamientos. En la previa de cada partido, Pep da tres charlas a sus jugadores, en cada una de las cuales muestra un vídeo de un máximo de siete minutos de duración con aspectos específicos. Algunos jugadores reciben un pen drive personalizado con detalles sobre los movimientos de un rival.

Las acciones de estrategia se ensayan después de cada charla y se graban en vídeo, al igual que los entrenamientos, para ilustrar los aciertos o errores. El resultado obtenido no admite muchas dudas: en los 43 partidos oficiales disputados hasta hoy, el equipo de Múnich solo ha encajado tres goles a balón parado (saques de esquina o faltas laterales), uno de los cuales se lo marcó el lateral Rafinha en propia puerta. En ataque, son numerosos los goles obtenidos en jugadas de estrategia previamente ensayada y analizada en vídeo.

Estos cuatro parámetros no garantizan la victoria ni los títulos, aunque los hacen más posibles. Para un equipo como el Bayern que lo había ganado todo, la tentación consistía en dormirse y conformarse, pero con Guardiola al mando eso no resulta sencillo.