LA MIRILLA

La portada de Mascherano

Javier Mascherano

Javier Mascherano / EFE

Albert Masnou

'Jefecito' renovado. Javier Mascherano pasó ayer por las oficinas para renovar el contrato firmado en 2010, cuando llegó del Liverpool a cambio de 24 millones de euros. Entonces, las negociaciones no fueron fáciles y Mascherano aceptó rebajarse la ficha un millón de euros por temporada para acabar jugando en el equipo que hacía unos meses había logrado los seis títulos. Para jugar al lado de su amigo Messi. Como azulgrana, no ha marcado un gol, no ha tenido una portada, no ha tenido la mejor nota, nunca ha sido MVP, pero su papel ha sido determinante en los éxitos logrados desde entonces. También, se supone, en las derrotas.

En un acto de honestidad, a final de la pasada temporada, Mascherano pidió reunirse con la secretaría técnica y se ofreció para seguir el mismo camino que su compatriota Tata Martino. Zubi no lo aceptó porque unas de las primeras consignas de Luis Enrique al ser designado entrenador fue catalogar a Mascherano como intocable.Y así lo expresó públicamente en la primera rueda de prensa, donde casi le designó capitán del grupo. Mascherano lleva ya cuatro años en el club y si cumple todo su contrato habrá estado ocho temporadas en el club, una estabilidad que no logró en los turbulentos inicios de su carrera deportiva porque debutó con la selección absoluta antes que hacerlo con River Plate. Allí estuvo dos temporadas, pasó dos en Brasil y una en el West Ham. Era una mercancia. Hoy es una referencia, un líder en un vestuario que aspira a reconquistar el terreno perdido para recuperar sus días de gloria. Ayer, pese a la sanción por la expulsión que sufrió en el Elche, fue un día de celebración tanto para este jugador como para el Barça porque con él tiene a un gran jugador de equipo.