LA MIRILLA
21 días sin DT; y no pasaba nada
21 días sin director deportivo. Y parecía que no pasaba nada. Sin Zubizarreta en el club, tal y como pretendía Bartomeu, la tensión se había rebajado de la misma manera que ocurrió cuando se fue Rosell. Después de una salida de este calibre, sea presidente o secretario técnico, el aire volvía a ser respirable. Hace un año Bartomeu asumió el protagonismo en las oficinas; ahora ha vuelto a ser él quien ha cubierto el hueco dejado en Sant Joan Despí. Bartomeu está más en contacto que antes -y que su propio antecesor-, con el equipo, con el que dialoga sin interlocutores. Ha querido coger el toro por los cuernos y los resultados, sea o no por sus maniobras, están dando efecto, pues el equipo ha enlazado una buena racha de victorias.
Este club, sin embargo, es indomable. Hasta el punto de que cuando hay mucha tranquilidad son desde de dentro quienes crean los incendios. Bartomeu logró sofocar los que había en el vestuario pero no ha conseguido unir su propia junta. Hay quienes están en su contra, hay quienes le quieren bombardear el mandato y hay quienes hacen movimientos para presentar una candidatura paralela. El enemigo lo tiene en casa. Y está localizado. Sin embargo, este parece ser difícil de arreglar porque a los directivos no les pueden echar como a cualquier empleado, por lo que Bartomeu está con las manos atadas. El club llevaba 21 días de paz y esto parece demasiado en el Barça.
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