LA MIRILLA

El Barça: otra cara, otro espíritu

Rafinha y Mussachio luchando por un balón

Rafinha y Mussachio luchando por un balón / sport

Albert Masnou

Un barça diferente. El año pasado el Barça hubiera perdido un partido como el de ayer, Alves hubiera sido el centro de las críticas por centrar todo lo que le llegaba y el entrenador se hubiera presentado a la sala de prensa sin saber qué decir. El Barcelona de hoy es diferente porque sufrió de lo lindo en Villarreal pero lo más importante es que supo lograr lo que parecía imposible: batir a Asenjo. No fue un partido fácil, tuvo algo de suerte porque los palos beneficiaron al Villarreal (3 a 2), pero los campeonatos se logran con victorias así.

Hay aspectos para seguir con el optimismo de la pasada semana porque Messi no baja el pistón. Fue un líder, jugó como en sus mejores tardes, lo intentó de falta, por el centro, por la derecha y por la izquierda, de donde finalmente llegó el gol de Sandro. Con un jugador de esta capacidad, de tanta calidad, las expectativas del equipo son máximas. Está la mano de Luis Enrique con el argentino pero también con los canteranos. ‘Lucho’ prosigue con su apuesta por Rafinha, no se arruga ante Neymar, siguió confiando en Munir y recurrió a Sandro cuando el partido precisaba de un revulsivo. Su confianza tiene premio porque con entrenadores como el asturiano, o como Pep Guardiola, dan verdadero valor a La Masia y al trabajo que allí se realiza. Si la semana pasada fue Munir quien apareció con un golazo de maestro, ayer fue otro delantero también cocinado en la Ciutat Esportiva quien se llevó los aplausos. Sandro es un jugador de perfil diferente al marroquí pero su tesón le ha valido para tener un debut de ensueño con el primer equipo. Le da la razón a Luis Enrique en su apuesta decidida por la cantera. El Barça cambia su cara, ha fichado mucho pero los verdaderos protagonistas de este inicio de curso son los más jóvenes. Y Messi.