Manresa, 72 - Cajasol, 97

El Manresa fue un juguete roto en manos del Cajasol

El Cajasol lo tuvo muy fácil y desde muy pronto para llevarse el triunfo (72-97) de Manresa, donde el Bruixa d'Or demostró una vez más que es un equipo roto al que ni el cambio de entrenador le ha supuesto recuperarse todavía para la competición

EFE

El nuevo técnico del equipo manresano, Pere Romero, definió el mismo el partido de los suyos en sala de prensa con una sentencia: "Hemos hecho el ridículo", reconocía sin tapujos.

La Bruixa d'Or salió con miedo escénico, no podía defraudar a su afición para como mínimo poder luchar en condiciones en las jornadas que quedan por lo casi irremediable, evitar el descenso. Pero no consiguió ni eso.

El parcial de los seis primeros minutos de juego era más que evidente (2-17). Los jugadores de Cajasol campaban a sus anchas por la pista dominando todas las facetas del juego. El equipo de Aíto García Reneses impuso el ritmo, dominó en defensa y en los tableros y se mostró acertado en ataque. Con ese guión, el partido no se podía complicar para los sevillanos.

Y así fue. El Cajasol se mostró durante los 40 minutos sin fisuras, y, por encima de cualquier otra virtud, estuvo la de su entrenador de no permitir a sus jugadores ni un solo momento de relajación.

Así las cosas, el paso de los minutos era un devenir en el hundimiento del Manresa en su propia frustración y la consolidación de máximas rentas para el Cajasol que, cerca del descanso, ya eran de 19 puntos (22-41, min.16).

Aíto rotó mucho y bien a sus hombres. Sorprendió la espléndida actuación de, entre otros, el segundo cuarto de Hernan Gómez, que acabó siendo el máximo anotador de los suyos con 19 puntos en sólo 18 minutos de juego; y todos los que tuvieron participación anotaron o sumaron valoraciones positivas.

Al Manresa, en cambio, el partido se le alargaba como una condena y, sólo en algunas pocas fases, pudieron recuperar algo de desventaja con el acierto en el tiro de tres de Larsen o Erikson. Lanzamientos, esos sí que ya se ejecutaban sin la tensión en la muñeca de que pudieran ser valiosos para el triunfo.

Con la última canasta del partido, un triple de Porzinguis, el Cajasol acumuló su máxima renta en el encuentro. 25 puntos de ventaja que bien podrían haber sido muchos más.