LA ENTREVISTA

Manel Comas: "Habré perdido dinero, pero he sido libre"

Dedicó tres intensas décadas a los banquillos. El baloncesto ha sido su mejor terapia para afrontar los golpes de la vida. Confiesa que es mejor por lo que calla que por lo que dice y que si no fuera políticamente incorrecto... no sería 'El Sheriff'

MAITE ANTÓN

¿Qué piensa cada día al levantarse?

Pienso en lo que debo hacer, en lo que me apetece y en lo que no. Luego resulta que me lo pasó increíblemente bien con aquellas cosas a las que que quería renun

ciar por la mañana.

¿Cómo le cambia la vida cuando le diagnostican cáncer?

Cuando has perdido un hijo, que es lo más grave que te puede pasar en la vida, todo se relativiza. Lo asimilas y tiras para adelante. Habiendo fumado tres paquetes al día, tenía todos los números.

¿Por qué le llama bicho?

Porque lo es. Se lo dices a algo que tiene mala leche, que en ningún momento juega a tu favor, que si puede te hará daño y te matará. No merece otro calificativo.

Dice que si por alguien lucha es sobre todo por Marc su hijo fallecido...

Él era un guerrero absoluto y si le dijera que abandono, me tiraría de los pies. Era mi fan número uno, pero también tengo gente a mi lado, como mi otro hijo y mis amigos, que me empujan y a quienes no puedo fallar.

¿El basket ha sido siempre su mejor terapia en los golpes que le ha dado la vida?

Sí, cuando pasó lo de mi hijo estaba entrenando al Valladolid y cada partido era una final. La gran ventaja del basket es que tienes la adrenalina a tope todo el año y también tuve el apoyo de toda la gente del club. Pero cuando acabé la temporada...

Salió todo...

Me fui a mi casa de Alella, bajé las persianas y me encerré allí, sin ducharme ni afeitarme. A los 15 días me dije: 'Manel, estás jodido'. Llamé a un amigo y me empecé a medicar. Si no hubiese tenido a toda esa gente en Valladolid y si llego a tener un trabajo rutinario en lugar del baloncesto, no sé lo que hubiera hecho. No le deseo a nadie lo que viví.

¿Cómo han ido las últimas revisiones o ITV como les llama?

Me he llevado sorpresas. Primero tardaron cuatro meses en detectarme el cáncer de pulmón, pero el primer impacto me lo llevé cuando me salió una metástasis cerebral. Me encuentro con un añadido para el que no estaba preparado. Es una prueba más. Te aparece un bicho que se ha ido a la cabeza y es cuando me quedo calvo.

¿Cómo lo lleva?

Dime coqueto, pero no lo he digerido. Hace tres meses que me pongo delante del espejo y no me reconozco.

Volvamos un momento al pasado. Siempre le hemos conocido su faceta de técnico, pero estudió química...

¡La vida tiene cosas tremendas! Mi padre tenía una empresa que suministraba material de botellas y mi trabajo era desarrollar fórmulas de PVC.

Curioso...

Y eso me llevó a desarrollar fórmulas de basket. Entrar en el laboratorio es como ir al pabellón y preparar algo para el próximo partido.

Como entrenador tenía mucho carácter. ¿Cómo se ganaba el respeto?

La autoridad me la ganaba a base de hacer cosas con criterio, de tratar igual a un júnior que a una estrella. Yo eché a un crack del equipo porque tuvo una afrenta con un júnior. Y el resto pensó... 'si por un júnior se parte la cara'. Hay que ser justo con el que más juega y con el que menos.

Alguna estrella le vacilaría...

Yo me he autocriticado delante de los jugadores en el vestuario, y entonces los desarmas. Un día me senté al lado de ellos y les dije: `estoy en vuestras manos¿. Llega un momento en el que el grupo también debe poner. Ahora que estoy fuera puedo decir que todos mis jugadores me han querido y me han tenido un gran respeto, excepto dos.

Debería escribir un libro solo de anécdotas...

Ahora que estoy más animado y más fuerte lo haré. Soy mejor por lo que callo que por lo que digo... ¡y mira que hablo! (Risas).

¿Qué es lo bueno de ser políticamente incorrecto?

Que no he pasado por muchas cosas. Si fuera políticamente correcto no hubiera dimitido del Barça. Prefiero que se me coma un cáncer a que se me pudra el hígado por tragarme cosas que no debo tragarme.

Menuda reflexión...

Yo soy el culpable de los tres paquetes de tabaco, pero comerme las cosas que me imponen depende de mí. La vida es libertad. Habré perdido dinero, pero he sido libre.